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¿Cómo comprender las emociones de los niños?

Niño triste con recorte de corazón en la mano

Para hacer de la mejor manera posible nuestro trabajo como padres, es fundamental aprender a reconocer las emociones de nuestros niños. Por ello, te compartimos cuatro pasos para entenderlas y manejarlas.

Las emociones son complejas. Incluso como adultos, en ocasiones nos resulta difícil manejarlas. Si nosotros no podemos hacerlo, ¿cómo vamos a pedirle a nuestros hijos que las controlen?

Además, existe otro problema: muchas personas piensan que ‘manejar las emociones’ se refiere a ‘reprimir emociones’. Esto es totalmente falso. Si se reprimen emociones, ya sean positivas o negativas, el efecto a largo plazo es peor.

Como dice la doctora en psicología Diana Paola Obando: “No expresar las emociones agrava las situaciones. Por ejemplo, si alguien se acostumbra a no sentir tristeza, cuando la siente se vuelve un asunto traumático. Hoy se busca que en el desarrollo emocional de un niño o de un adolescente se reconozcan esas emociones y que las acepte”.

¿Qué hacer con las emociones?

Entonces surge la pregunta: ¿cómo le enseño a mi hijo a reconocer dichas emociones?

Para ello hace falta desarrollar la inteligencia emocional. Primero hemos de desarrollarla nosotros mismos, para así, con el ejemplo y la validación, enseñar a los pequeños como comportarse ante una situación que nos haga sentir de cierto modo específico.

Los cuatro pasos

Existen cuatro pasos que podemos seguir para aprender a comprender las emociones:

  1. Reconocimiento

En primer lugar, debemos reconocer las emociones que sentimos, tanto nosotros como los demás, en toda su gran variedad.

En niños, es posible enseñarles las emociones básicas con dibujos: una carita sonriente está feliz, una carita roja y con las cejas en punta está enojada, etc. También puedes narrarle historias con ilustraciones que demuestren como se sienten los personajes para que puedan relacionar las situaciones con sus propias experiencias. Otro recurso útil es la película Intensamente de Pixar, pues cada personaje representa una emoción diferente, con colores y actitudes diferentes que pueden ayudar a los niños a identificar más fácilmente sentimientos sencillos.

  1. Las circunstancias

El segundo paso a tomar es identificar las circunstancias específicas que nos hacen sentir de una manera determinada.

Los niños suelen expresar sus sentimientos con acciones. Si están tristes llorarán, y si están enojados tal vez pataleen o lleguen a soltar mordiscos. Hay que educar a los niños para que se tomen un respiro y puedan comunicar qué los hace sentir de cierta manera. La mejor forma de hacerlo es con el ejemplo, aceptando tus emociones y hablando de ellas calmadamente con la familia. También puedes tratar de hacer preguntas, aunque probablemente al principio los niños no te entiendan y su repuesta sea solo “porque estoy triste” o “porque estoy enojado”.  Toma paciencia y esfuerzo, pero al final valdrá la pena.

  1. Aceptación

Tras reconocer la emoción y la situación específica que la desencadenó, hay que aceptar esa emoción. Todos los sentimientos y todas las emociones, ya sean buenas, malas, agradables o desagradables, forman parte de la vida. No las podemos evitar. Son parte de la realidad diaria. Son normales en todas las personas.

Esto es algo que los niños también aprenden mediante el ejemplo de sus padres. Por ello, debes asegurarte de mantener una buena comunicación con ellos. También debes de asegurarte que puedan ver que también tienes emociones tanto positivas como negativas. Así sabrán que es normal cuando ellos sienten algo “malo”, y que no significa que estén ‘mal’ por eso.

  1. Acciones

El último paso para manejar las emociones es tomar acción. Si podemos cambiar una circunstancia que nos hace sentir de manera negativa, hay que hacerlo. Sin embargo, la mayoría de las veces no podemos cambiar las circunstancias. Pero podemos cambiar como nos enfrentamos a ellas.

Como habíamos dicho anteriormente, los niños suelen actuar antes de comprender sus emociones. Por ello es importante hacerles ver que, aunque está bien que se sientan de una manera determinada, no está bien que tengan ciertos comportamientos como respuesta. Para ello es esencial la disciplina y establecer límites. Aún más importante es proponer soluciones y alternativas para canalizar dicha emoción de manera positiva.

En conclusión

Como padres es muy importante validar las emociones de los niños. De esta manera desarrollamos su inteligencia emocional, clave para el éxito profesional y en las relaciones. Pero también los estamos preparando para que en el futuro sean adultos que puedan enfrentar cualquier adversidad.

Redacción Ubibene.org.

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