1) Ama a tus hijos
Y hazles saber que los amas. Ellos son una responsabilidad confiada a ti y a tu esposo por Dios, pero también son un regalo divino para ser amados, apreciados y disfrutados. Una de las formas de mostrarles tu amor es enseñándoles acerca de la vida. La Biblia dice: “Hijo mío (…) no desprecies las enseñanzas de tu madre”. (Proverbios 6:20)
2) Di ‘No’
Ama a tus hijos lo suficiente para decirles ‘No’ cuando hagan mal. Refuérzalo con la disciplina apropiada (pero nunca con enojo). Solo asegúrate de ponerte de acuerdo con tu esposo, ya que los niños son muy hábiles a la hora de manipular la opinión de uno de los padres en contra del otro. Siempre es más fácil dejar que el niño se salga con la suya, y muchas veces parecerá como la decisión más amorosa en el momento, pero en realidad es una receta segura para los problemas más adelante.
3) Demuestra tu fe
Pon a Jesucristo en el centro de tu familia y de tu vida leyendo la Biblia y orando con tus hijos diariamente. Recuerda que, gracias al cuidado y guía de María, “Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lucas 2:52). Asiste a la Iglesia para aprender, alabar y servir a Dios, y deja que tus hijos vean a Cristo en tu matrimonio rezando a lado de tu esposo. El mayor regalo que les puedes dar a tus hijos es guiándolos hacia Jesús, quien los ama y desea ayudarlos a convertirse en la persona que Él los creo para ser.
4) Acepta la Misión
Hay una razón por la cual Dios te dio tus hijos. Lo hizo porque Él sabía que iban a necesitar el amor y la guía que solo una madre puede dar. La Biblia dice “La herencia de Yahvé son los hijos, su recompensa el fruto del vientre” (Salmos 127:3)
5) Perdónate a ti misma
Algunas veces, lo vas a echar a perder. Tú no eres perfecta, y es algo bueno que tus niños lo sepan. Pero cuando esto suceda, maneja las cosas de la forma adecuada. Pídeles perdón. Pero, sobre todo, pide a Dios que te perdone y que te enseñe a perdonarte a ti misma.
Tal vez no te sientas preparada para ser una mamá en este momento. Pero Dios te ha dado una responsabilidad sobre tus hijos, y Él puede ayudarte a navegar por tu papel. Pero el primer paso es aceptar a Jesús como parte de tu vida. Si lo haces, no solo crecerá tu fe y confianza, también crecerá la de tu familia.
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