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Adviento: Tiempo de esperanza y preparación

Velas de adviento

Antes de la Navidad hay que tomarse un momento para preparar esta ocasión especial, así como reflexionar en su significado. Afortunadamente, para ello contamos con la temporada de Adviento.

Desde hace algunos días, los escaparates de las tiendas se han llenado de dulces, luces y variedad de adornos de Navidad. Y aunque todavía falta tiempo para la celebración especial, nos empiezan a recordar lo importante que es estar preparados.

Pero no todo debe enfocarse en las decoraciones o en los regalos. Navidad es una celebración espiritual, en la cual recordamos y agradecemos el nacimiento de Jesucristo. Celebramos al Salvador del Mundo y Redentor de Nuestros Corazones. Y esta ocasión también requiere una preparación especial.

El Adviento

Por fortuna, para ello contamos con la temporada de Adviento. Su nombre se deriva del latín adventus, que significa venida o llegada. Un nombre bastante apropiado, ya que estamos a la espera del arribo de Jesús.

Sin embargo, la espera no es estática. Debemos aplicarnos en ella. Bien lo simbolizó el Papa Francisco con las siguientes palabras:

“Cuando viene alguien querido a visitarnos a casa, predisponemos todo con cuidado y felicidad. Del mismo modo queremos predisponernos para la venida del Señor: atenderlo cada día con solicitud, para ser colmados de su gracia cuando venga.”

Así pues, mediante la oración, la meditación de la Palabra y los sacrificios, podemos preparar un lugar en nuestros corazones para la llegada de Jesús.

Una celebración en dos partes

Debemos recordar que, aunque Jesús ya vino a esta Tierra para asegurar la salvación de la humanidad, aún está la promesa de una segunda llegada. Por ello, el Adviento se puede dividir en dos partes.

  • La primera de ellas toma lugar desde el primer domingo de adviento y el 16 de diciembre. Esta parte de la celebración tiene un marcado carácter escatológico (las ‘últimas cosas’), mirando a la venida del Señor al final de los tiempos.
  • La segunda mitad, del 17 de diciembre al 24 de diciembre, se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en la historia, aquello a lo que actualmente llamamos Navidad.

Corona de adviento

El Propósito del Adviento

Así pues, podemos reconocer tres finalidades de la celebración del Adviento:

  1. Recordar el pasado, celebrando y contemplando el nacimiento de Jesús en Belén. Recordamos su primera venida, como uno de nosotros. Vivió en humildad y pobreza para realizar el sacrificio más grande: morir para salvarnos del pecado.
  2. Vivir el presente, siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor, teniendo en nuestra vida diaria la “presencia de Jesucristo”.
  3. Preparar el futuro, esperando la segunda venida de Jesucristo en la “majestad de su gloria”. Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones. Porque creemos que su venida gloriosa nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

La Corona

Uno de los símbolos más reconocidos de la temporada es, sin duda alguna, la Corona de Adviento.

Corona de Adviento

Esta es mucho más que una simple decoración. Es una herramienta para ayudar en la meditación y reflexión. De esta forma, cada uno de sus componentes tiene un significado especial, en los cuales vale la pena reflexionar.

  • La forma circular representa el amor eterno de Dios, ya que no tiene principio ni fin, y es una invitación para amar a Dios y a nuestro prójimo de la misma manera.
  • Las ramas de color verde representan esperanza y vida, por ello se les asocia con la gracia de Dios y el perdón de los pecados. Asimismo, el entretejido de las mismas representa el anhelo de tener una unión más estrecha con Dios.
  • El moño rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
  • Algunas coronas están adornadas con esferas navideñas. Tradicionalmente, estas deberían ser rojas, representando los frutos del jardín del Edén. Al comer de este, Adán y Eva trajeron el pecado al mundo, pero también recibieron la promesa del Salvador Universal.

¿Y las velas?

El último elemento que compone la Corona de Adviento son las velas que, semana a semana, se deben ir iluminando.

La luz que irradian son la luz de la esperanza en la salvación, que ilumina en medio de la oscuridad provocada por el pecado. Son una guía para que el hombre se acerque cada vez más a su Señor y Salvador.

Ahora, ¿de qué color deberían ser las velas? Cada región tiene su propia tradición, por lo cual es común ver coronas con velas blancas, rojas, o una combinación de colores (una morada, una verde, una rosa y una roja o dos moradas, una rosa y una blanca).

Velas de adviento

Así como hay una gran variedad de colores usados, también existe una gran variedad de significados para adoptarlos. El color morado se utiliza para simbolizar el arrepentimiento y la espera, el verde se asocia con la esperanza, el rojo con el amor, el blanco con la pureza y el rosa con la alegría.

Sin embargo, si se quiere seguir los colores litúrgicos, lo correcto sería tener tres velas moradas (para el primer, segundo y cuarto domingo) y una vela rosada (para el tercer domingo, Gaudete o de la alegría).

Finalmente, aunque no es lo que marca la tradición, algunas personas añaden una quinta vela blanca en el centro de la corona. Esta se enciende el mismo día de la Navidad, y simboliza la presencia de Jesucristo y la bienvenida que se le da en nuestro hogar y en nuestros corazones.

 

Redacción Ubibene.org.

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