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¡Estoy estresado!

Mujer dándose de topes

Con cálculos de que entre el 30 y 40% de la población mexicana sufre de estrés (y siendo el primer lugar a nivel mundial en estrés laboral con el 75% de los trabajadores padeciendo síndrome de burnout), no es de extrañar que se considere al estrés como uno de los grandes problemas de salud actualmente. Por ello se hace necesario encontrar la manera de hacerle frente en la vida cotidiana.

Es curioso saber que la palabra ‘estrés’ proviene de la física, y se refiere a cuanta presión externa puede soportar un objeto elástico antes de quebrarse.

Consecuencias del estrés

Esta definición parece acertada aun cuando decimos ‘estoy muy estresado’; las presiones externas de la vida cotidiana parecen hacer mella en nuestro interior hasta que finalmente rompen con nuestro estado de salud, ya sea mental o emocionalmente, expresándose como ansiedad, depresión y/o irritabilidad, o físicamente, tomando la forma de problemas musculares, problemas estomacales, elevación de la presión sanguínea, mareos, migrañas, dificultad para respirar, dolores en el pecho, entre otros síntomas.

En efecto, el estrés puede tener graves consecuencias. Sin embargo, dosis pequeñas de este estado son naturales, incluso benéficas. El estrés en sí mismo es un estado de alerta, una respuesta del cuerpo para enfrentarse a situaciones que podrían considerarse degradables o peligrosas. El estrés quiere ayudarnos a sobrevivir. Pero cuando se siente demasiado seguido, sin descanso, y se acumulan estas respuestas, entonces vienen todos los problemas que mencionábamos anteriormente.

Aprender a controlar el estrés

Parte importante de controlar el estrés se encuentra en conocer la fuente del mismo.
Por ello se vuelve esencial aprender a controlar el estrés. Parte importante se encuentra en conocer la fuente del mismo. Una vez identificada la raíz del asunto, hay que preguntarse ‘¿puedo hacer algo al respecto?’ Muchas veces el estrés no proviene de la situación en sí misma, sino de la impresión que se tiene de ella. Solemos estresarnos por no tener todo el control, o porque queremos hacer demasiadas cosas, cumplir con demasiados compromisos, cumplir con demasiadas expectativas. Hay que ser sincero con un mismo y poner límites. Podemos prepararnos lo mejor posible para una situación estresante, pero debemos aceptar que no podemos preverlo todo. Aceptar esto te libera del estrés. Igualmente, si ya tienes demasiado por hacer, simplemente di no. Se realista. Enfócate en lo que sea más importante, y aprende a delegar.

Otra forma de hacerle frente al estrés es disfrutar de una vida saludable. Un cuerpo fuerte y sano será menos susceptible a los químicos producidos por el estrés, por lo cual tener una buena alimentación, dormir adecuadamente y hacer ejercicio son elementales.  También es buena idea realizar ciertas técnicas de relajación, ya que ayudan a disminuir el ritmo cardíaco y reducir la presión sanguínea.

En muchas ocasiones las distracciones renuevan nuestra energía y cambian nuestra perspectiva.
El estrés suele ser agotador, por lo que en ocasiones se dejan de hacer ciertos pasatiempos o actividades sociales. ¡No dejes que esto pase! Muchas veces, tras un episodio de estrés, la solución más fácil se encuentra en distraerse por un momento leyendo un libro, viendo una película, escuchando música o platicando con un amigo. No pasa nada por tomarte un tiempo fuera. En muchas ocasiones estas distracciones renuevan nuestra energía y cambian nuestra perspectiva, haciéndonos lidiar de manera más efectiva con la situación estresante.

Finalmente, mantén una actitud positiva y busca siempre el equilibrio. Tal vez no puedas eliminar las fuentes del estrés, pero si puedes decidir cómo responder ante él, y no derrumbarte a su paso.

Redacción Ubibene.org.

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